NOVENA A SAN PEDRO DE ALCÁNTARA
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. R/ Amén. 1.- HIMNO DEL CENTENARIO ¡Oh San Pedro, bendito y glorioso! que de Arenas hiciste tu hogar, hoy tu pueblo te canta gozoso como a guía y Patrono sin par.
Cuatro siglos de tu guía y protección hoy Arenas conmemora agradecida, confiando que tu asidua invocación, la mantenga siempre fiel y encendida.
Disfrutando del camino la hermosura vengo hoy a tu excelso Santuario, a honrar con devoción tu fiel figura y tu cuerpo en su santo relicario.
A tu santa y bella imagen que venero, traigo ahora el recuerdo renacido de mis seres bienamados, que espero, gozan juntos de tu abrazo merecido.
A ti eleva su oración el peregrino por los hijos de tu patria terrenal: tu favor sea su guía en el camino, los conduzca al paraíso eternal.
De tu mano vigorosa voy al Padre, animoso y seguro al caminar, y gozando del amor de nuestra Madre, que de Arenas es la Virgen del Pilar.
2.-ORACIÓNINICIAL
Oremos como oraba san Pedro de Alcántara. Hagamos nuestras sus palabras: ¡Alto y glorioso Dios!,
ilumina
mi corazón, y dame fe recta, esperanza firme,
caridad perfecta, humildad
profunda, inteligencia y entendimiento para guardar tus mandatos. Dame, Señor, tu gracia para que te ame con todo mi corazón,
con toda mi alma, con todas mis fuerzas, con toda mi voluntad, así como tú lo mandas.
Prepara, Señor, una agradable morada para ti en mí, para que, según la promesa de tu santa Palabra, vengas a mí y reposes en mí. Mortifica en mí todo lo que desagrada a tus ojos, y hazme según tu corazón. Enséñame, alúmbrame, enderézame y ayúdame en todas las cosas,
para que ninguna cosa se haga ni diga sino lo que sea agradable a tus ojos; para que sólo a ti, Señor, ame, a ti sólo busque y en ti sólo repose y more por los siglos de los siglos. Amén.
3.- LECTURA BREVE
Día 1º (10 de octubre)
Fama de santidad de fray Pedro de Alcántara
Del testimonio de los testigos arenenses en el Proceso de beatificación de fray Pedro de Alcántara
Dijo este testigo que conoció muy bien y comunicó con el santo fray Pedro de Alcántara en esta villa de Arenas, y le ayudó a misa en la Enfermería. Y sabe que fue varón de mucha doctrina y caridad, de vida ejemplarísima en la oración, la penitencia, la pobreza, la humildad, y otras muchas virtudes; y que murió santamente. Y vio este testigo que andaba siempre muy alegre y regocijado, y que todos le besaban el hábito como a persona santa.
Y su cuerpo está puesto en la iglesia del Convento de San Andrés con gran veneración, y acude mucha gente de esta villa y su tierra, y de otros lugares, a visitar su sepulcro. Y Dios nuestro Señor ha obrado muchos milagros por medio de él, antes y después de su muerte; y este testigo se encomienda siempre a él en todas sus necesidades, por lo que ha visto que hace con los que se encomiendan a él, y por lo que ha leído en el libro de la que nuestro Señor le dijo que ninguna cosa pediría en nombre del santo fray Pedro que no la oyese.
Breve silencio.
Día 2º (11 de octubre)
La admirable penitencia y pobreza de San Pedro de Alcántara
Del Libro de la vida, de Santa Teresa de Jesús
Paréceme fueron cuarenta años los que me dijo había dormido sola hora y media entre noche y día. Lo que dormía era sentado y la cabeza arrimada a un maderillo que tenía hincado en la pared: echado, aunque quisiera, no podía porque su celda no era más larga de cuatro pies y medio.
En todos estos años jamás se puso la capucha, por grandes soles y aguas que hiciese, ni calzado en los pies, ni otro vestido que un hábito de sayal, tan angosto como se podía sufrir, y un mantillo encima. Decíame que en los grandes fríos se le quitaba y dejaba la puerta y ventanilla abierta de la celdilla para que, con ponerse con más abrigo. Comer al tercer día era muy ordinario.
Este santo hombre estaba grueso de espíritu, y así tenía el mundo debajo de los pies, que aunque no se haga tan áspera penitencia como él, muchas cosas hay para repisar en el mundo, y el Señor las enseña cuando ve ánimo.
Breve silencio.
Día 3º (12 de octubre)
La altísima contemplación de San Pedro de Alcántara
De la vida de san Pedro de Alcántara escrita por fray Ángel de Badajoz.
Es sabido que no basta una virtud para hacer a una persona virtuosa –aunque basta un vicio para hacerla viciosa–, y que para ser virtuoso no basta serlo de una parte, sino que ha de serlo de todas. Así lo hizo este siervo de Dios, pues siendo tan asombrosa su penitencia, todo lo demás lo conformaba con esto, especialmente su oración. Quien quiera considerar algo de su oración, se ha de imaginar a un hombre que, aunque en el mundo, estaba con su espíritu siempre vuelto a Dios. De él no hay que decir que tenía cuatro ni seis horas de oración, sino que andaba perpetuamente ocupado en ella; y traía de ordinario su corazón tan encendido y abrasado en Dios que, cualquiera ocasión era buena, aunque fuese muy pequeña, para avivar la llama.
Lo veían de ordinario arrebatado y fuera de sí, y muchas veces levantado de tierra en el aire. Cuando decía misa era con un sentimiento tan grande, que afirmaban muchos vecinos de la villa de Arenas que ningún sermón oían que más les moviera a darse a Dios que una misa de este santo.
Breve silencio.
Día 4 (13 de octubre)
La caridad y humildad de San Pedro de Alcántara
De la vida de san Pedro de Alcántara escrita por fray Juan de Santa María
La humildad es el fundamento de la caridad, a la que sirven todas las demás virtudes, y en la que consiste la perfección cristiana. Estas virtudes eran las que el santo fray Pedro de Alcántara pedía siempre en sus oraciones, y Dios se las concedió en sumo grado.
En sus enfermedades, trabajos y contradicciones, jamás salió de su boca una palabra de queja o de reproche, sino que siempre se mostraba a todos agradable y apacible. Con ser tan grande el rigor que tenía consigo mismo, era mucha la caridad y compasión que tenía con los demás: con todos tenía entrañas verdaderamente de madre, y acudía con gran caridad a las necesidades materiales y espirituales que conocía, que para esto no había ocupación ni negocio que se lo impidiese. Dios le había dado Dios la gracia de consolar con sus palabras a todos los que sufrían, y, a los que veía bien dispuestos, les persuadía para que se dedicasen a la oración. Breve silencio.
Día 5º (14 de octubre) San Pedro de Alcántara, apóstol y evangelizador De la vida de san Pedro de Alcántara escrita por fray Ángel de Badajoz
Era muy alegre y discreto, y así tenía la más apacible conversación que se podía desear, y, aunque era muy grave, era tan afable y humilde que todos se aficionaban a él, y muchas personas lo iban a buscar muchas leguas, y cuando lo hallaban pensaban haber hallado a un Apóstol, y como a tal le oían y obedecían, dejando unos el mundo por su consejo, otros viviendo en él cristiana fiel y piadosamente, con normas que para esto les daba conforme a la situación de cada uno. Como prueba de ello quiero poner una palabra que dijo al señor Conde de Oropesa. Era este señor muy celoso de la honra de Dios, y le dijo:
- «¿Qué le parece, padre mío, cómo está el mundo tan asolado y perdido, que no sé cómo el Señor nos soporta?»
- «¿De eso tiene Vuestra Señoría pena?» - dijo el santo fray Pedro-: no la tenga, que muy buen remedio tiene».
Admirado el señor Conde, le preguntó:
-»¿Qué remedio puede haber, Padre?»
- «Muy fácil –dijo el santo–: Vuestra Señoría y yo seamos los que debemos ser, y entonces nuestras oraciones podrán tanto con Dios que lo remedie; y cuando esto no sea, estará ya el mundo remediado al menos en lo que a nosotros dos se refiere».
Breve silencio.
Día 6º (15 de octubre)
San Pedro de Alcántara, maestro espiritual y reformador
Del Libro de la vida, de Santa Teresa de Jesús
Fue el Señor servido remediar gran parte de mi trabajo con traer a este lugar al bendito fray Pedro de Alcántara. Casi a los principios vi que me entendía por experiencia, que era lo que yo había menester. Este santo hombre me dio luz en todo y me dijo que no tuviese pena, sino que alabase a Dios y estuviese tan cierta que era espíritu suyo, que, si no era la fe, no podía haber cosa más verdadera, ni que tanto pudiese creer.
Antes que comenzásemos a tratar de la fundación de un convento de monjas a la manera de las descalzas, le escribimos a él, que nos aconsejó que no lo dejásemos de hacer… Fue él el que lo hizo todo. Si no viniera en esta coyuntura, no puedo entender cómo pudiera hacerse, porque estuvo poco aquí, que no creo fueron ocho días, y esos muy enfermo; y poco después se lo llevó el Señor consigo: parece que le había guardado hasta acabar este negocio, pues hacía muchos días
–no sé si más de dos años– que andaba muy malo.
Breve silencio.
Día 7º (16 de octubre)
Muerte de San Pedro de Alcántara
De la vida de san Pedro de Alcántara, escrita por fray Ángel de Badajoz
Quiso nuestro Señor llevarlo a descansar y darle el premio de sus trabajos en la villa de Arenas, donde se estaba curando en casa de un médico, que, por curarlo más a su gusto y gozar de su conversación, lo tenía en su casa. Sintiendo ya muy cercana su muerte, le preguntó:
- «Querido señor, ¿cuándo hemos de caminar?»
- «Muy pronto, padre», le respondió el médico.
Se alegró tanto el siervo de Dios por ello, que, con un júbilo que parecía que se salía de sí, dijo aquel salmo de David:
«Qué alegría cuando me dijeron: vamos a la casa del Señor». Dicho esto, empleó toda aquella noche en llorar sus pecados de la vida pasada, como si estuvieran mal llorados o hubieran sido muchos o muy graves. Preparado así para recibir el viático, con gran sentimiento lo recibió de rodillas; y, pedida la Extrema Unción, él mismo ayudó en los salmos y
oraciones.
Y luego, con una suavidad grandísima, como quien duerme un ligero sueño, dio aquella bendita alma al Señor que la había criado, el domingo por la mañana, día de San Lucas, de mil y quinientos sesenta y dos.
Breve silencio.
Día 8º (17 de octubre) San Pedro de Alcántara nos ayuda con su intercesión Del Libro de la vida, de santa Teresa de Jesús.
Cuando expiró, se me apareció y me dijo cómo se iba a descansar. Yo no lo creí, y lo dije a algunas personas, y de ahí a ocho días vino la noticia de que había muerto, o comenzado a vivir para siempre, por mejor decir. Después ha querido el Señor que yo tenga más consuelo en él, que en su vida, aconsejándome en muchas cosas. Le he visto muchas veces con grandísima gloria. La primera que se me apareció, me dijo que bienaventurada penitencia por la que tanto premio había recibido, y otras muchas cosas. He aquí acabada esta aspereza de vida con tan gran gloria. Paréceme que mucho más me consuela ahora que cuando estaba acá. El Señor me dijo que no le pediría cosa alguna en su nombre que no la oyese. Muchas, que le he encomendado pida al Señor, las he visto cumplidas. Breve silencio. Día 9º (18 de octubre) Beatificación de fray Pedro de Alcántara Del decreto del papa Gregorio XV declarando beato a fray Pedro de Alcántara
Habiendo examinado atentamente la Causa del Siervo de Dios fray Pedro de Alcántara, y teniendo constancia de la validez de los Procesos, de la fama de su santidad, la pureza de su fe y de las demás virtudes, y de la veneración de su sepulcro; y, habiéndonos suplicado humildemente el Rey Felipe IV y el Ministro General y religiosos de la Orden de San Francisco y numerosos fieles, que nos dignásemos conceder que pueda ser considerado Beato y celebrarse de él Misa y rezar el Oficio divino.
Nos, inclinados a dichas súplicas, con autoridad apostólica, CONCEDEMOS a PERPETUIDAD que el dicho Siervo de Dios fray Pedro de Alcántara sea llamado Beato, y que el día diez y nueve de octubre –en el cual se celebrará en todo el mundo la memoria de su Tránsito–, toda la Orden de los Frailes Menores Observantes en todas partes, y en los lugares de Alcántara, donde nació, y en el de Arenas, en donde reposa su cuerpo, se pueda rezar el Oficio y decir Misa de él, según las rúbricas del Breviario y Misal romano.
Dado en Roma, en el Palacio de San Pedro, a 18 de abril de 1622.
Breve silencio.
4.- ORACIÓN DESÚPLICA
Pidamos al Señor, por intercesión de san Pedro de Alcántara, la gracia que deseamos alcanzar en esta novena.
Tras un breve silencio se dice:
PADRE NUESTRO...
RESPONSORIO
Soberano Redentor,
a quien Pedro sirvió fiel
todo el tiempo de su vida,
de modo que detenida
fue vuestra ira por él.
Haced, Dios mío, el favor de
que sea concedida nuestra súplica
rendida, por su mérito y tu amor.
Pues a Teresa, Señor, disteis
palabra cumplida,
que quien en su nombre pida,
os tendría por deudor.
Haced, Dios mío,
el favor de que sea concedida nuestra súplica
rendida por su mérito y tu amor.
Rogad, Pedro, por nosotros a la divina bondad.
R/ Para que así consigamos su soberana piedad.
Se concluye con la siguiente oración:
Dios omnipotente y eterno, que,
por tus santos,
obras maravillas en favor de tus hijos, escucha los
ruegos y súplicas
que, por nosotros, eleva hasta ti tu
siervo, san Pedro de Alcántara, y concédenos abundantemente los dones de tu bondad.
Por Jesucristo nuestro Señor.
R/ Amén.
5.PENSAMIENTO DE SAN PEDRO DE ALCÁNTARA PARA TI EN EL DÍA DE HOY Mírate en la vida de los santos, y verás lo mucho que te falta, en comparación con lo que Dios y tu corazón esperan de ti.
Día 8º (17 de octubre)
En las pruebas de la vida hemos de recurrir siempre a la oración, pues por ella o se nos quitará la carga, o se nos darán fuerzas para llevarla, que es una gracia mayor.
Día 9º (18 de octubre)
Pídele al Señor su misericordia y su gracia, para emprender con nueva entrega el camino de su servicio.
6.- BENDICIÓN
El Señor esté con vosotros
R/ Y con tu espíritu
Bendición con la reliquia
Que la bendición de Dios todopoderoso,
Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre vosotros,
y os acompañe siempre.
Podéis ir en paz.
R/ Demos gracias a Dios.
